El objetivo principal es divertirnos tocando una música que nos gusta, pero si podemos hacerlo con un conocimiento previo que nos facilita el trabajo ¿por qué lo vamos a rechazar?
Debemos encontrar una rutina que se adapte a nuestras posibilidades de tiempo disponible y aptitudes musicales. Es mejor dedicar 20 minutos diarios que sesiones de varias horas uno o dos días a la semana.
Es muy importante que toquemos despacio sobretodo al principio ya que así conseguiremos interiorizar los movimientos, que es lo que en realidad perseguimos: interiorizar una serie de movimientos para no tener que pensar en ellos cuando tocamos. Conforme seamos capaces de tocar mejor podemos ir aumentando la velocidad.
Es esencial no obsesionarse con la velocidad. Casi todo lo que escuchemos en discos o en directo estará tocado a velocidades de vértigo. La velocidad es un factor que irá apareciendo casi sin darnos cuenta gracias a la práctica, así que es menester no centrarse en la velocidad pero sí en otros aspectos que nos ayudarán a tocar mejor. Aspectos como un correcto sentido del ritmo y una acentuación adecuada. Para todo esto es muy útil el uso de un metrónomo.
Cuando aprendemos solos debemos ser mucho más cuidadosos y metódicos para evitar la aparición de malos hábitos o errores que después serán muy difíciles de eliminar. Por eso debemos seguir este tutorial con mucho cuidado y no pasando a temas más avanzados si todavía no dominamos las técnicas básicas.
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